miércoles, 3 de octubre de 2007

Sedentarismo Tecnológico

Emilia I. Díaz S.

Nuestros sentidos continúan teniendo hoy un valor para nuestra vida: vemos, sentimos, escuchamos a través de ellos. Pero nuestra mirada y nuestro oído se han transformado. En ocasiones es posible que se desarrolle la percepción de manera tradicional. Sin embargo, es también viable conseguir un proceso de decadencia de esa mirada cuando ve a través del cuadrado o de ese oído cuando escucha por medio de la tecnología. No necesitan realizar mayores movimientos para alcanzar ver más allá de una habitación o escuchar más allá de un espacio cerrado: las imágenes y los sonidos llegan por sí solas a través de la tecnología y ahí está el ser humano sedentario con una mirada que puede dejar de explorar, y que se ve afectada por la inmediatez y el fácil acceso a un banco de imágenes que ofrecen equipos como la televisión.

Es cierto, son una maravilla los viajes que se pueden hacer gracias a las tecnologías: es posible llegar a ver espacios insospechados y a escuchar sonidos particulares. ¿Pero cómo se llegan a conocer en realidad? Aparece en este punto una especie de inercia sensorial: es la tecnología la que conduce a la mirada a ver lo que ella desea y a escuchar lo que ella misma ha seleccionado. ¿Dónde está el ojo explorador? ¿Dónde está la mirada que busca y que decide cuál camino recorrer para seguir observando? Ahora el camino se decide probablemente a través de un botón, dejando a la mirada en un proceso de decadencia.

El sedentarismo gana terreno en la cultura del presente: se tiene un acceso a mayor cantidad de información a través de lugares como Internet, el ser humano tiene la posibilidad de interactuar con más objetos y personas al mismo tiempo, y todo esto lo puede hacer desde un mismo espacio. El desplazamiento constante a nivel físico no es ya una necesidad. Se hacen viajes en red, la tecnología transforma, desplaza y construye nuevos espacios. Sin embargo, al igual que construye, destruye. Desaparecen algunas formas propias de la interacción social tradicionales, se modifican rutinas y, en ocasiones, ese sedentarismo que aísla va alejando a las personas de su sentido humano.

El mundo deja entonces de ser un lugar de demostración. Para el sedentario es suficiente con el mostrar. Así el tiempo y el espacio se sumergen en las aguas de lo abstracto. La velocidad de las cosas va a estar asociada con la de las tecnologías. Es un tiempo tecnológico, un tiempo de los medios de comunicación social, en consecuencia, también responsables de proporcionarle estos viajes únicos desde una misma caja al espectador.

La tecnología se presenta así como progreso o amenaza, con la misma capacidad que establece enlaces de forma multidireccional, puede producir accidentes de forma global. Sí, vivimos en un mundo en el que tenemos que elegir. Es necesario decidir cómo convivir con estas tecnologías, aprovecharlas y conocer sus beneficios, pero al mismo tiempo reconocer sus amenazas. Ante todo hay que dejar parte de ese sedentarismo, abrirle nuevamente las puertas a esa mirada exploradora, para no sólo reconocer el mundo a través de las tecnologías, sino también para vivirlo a partir de los sentidos, disfrutando de tiempos y espacios reales, que nos acercan a nosotros mismos como humanos.

1 comentario:

Edward dijo...

Yo creo que debemos encontrar un equilibrio entre el uso de la tecnología y la conexión con nuestra experiencia sensorial y la realidad física. Esto deberían enseñarlo en las Licenciaturas de tecnología y todo lo relacionado a las computadoras.