jueves, 13 de diciembre de 2007

Entre el optimismo y fatalismo que rodea a las TICs




Un optimismo idealista y un fatalismo radical encontramos a veces cuando se habla de nuevas tecnologías de la información y comunicación (TIC). Es necesario, que asumamos una posición crítica en medio del encantamiento y las pesadillas que las rodean. Estas interrogantes nos pueden servir para plantearnos hacia dónde vamos, qué posibilidades nos ofrecen las TICs para el desarrollo social y cómo podemos aprovechar estas herramientas, que han planteado cambios y transformaciones en el presente.

miércoles, 12 de diciembre de 2007

El ágora de Internet

Emilia I. Díaz S.

Para el 2006 había 17,39 usuarios de Internet por cada 100 habitantes. Somos entonces, de acuerdo con la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), más de mil millones de internautas distribuidos de forma desigual en el mundo, que confluimos en un variopinto ciberespacio con múltiples comunidades segmentadas entre gustos, culturas, formas de pensar y hasta vidas virtuales. Entre estas existe un nuevo lugar, que pretende ser un punto de encuentro entre amigos y conocidos del pasado y el presente a través del computador: Facebook, localidad que pone en tela de juicio el tema de la privacidad y que le abre camino a la creación de una identidad electrónica.

Ya en el año 2003, cuando finalizó la primera parte de la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información en Ginebra, se discutían términos como gobierno, negocios y aprendizaje electrónicos, al igual que cibersalud, ciberempleo, ciberecología, ciberagricultura y ciberciencia, entre otros. Diversos sectores del espacio real, se adentraron al territorio de los flujos de la red, planteando una nueva dimensión de los temas sociales en un tiempo y espacio virtuales. Las comunidades comenzaron a emerger poco a poco y así por medio de chats, blogs y grupos electrónicos, una compleja forma de relacionarse empezó a darse a través de Internet.

Facebook aparece entonces como una gran plaza pública internacional, en la que los ciudadanos del mundo como internautas se encuentran en un terreno creado dentro del mundo virtual. Surge como un ágora de Internet, un lugar en el que un usuario crea un perfil público y va agregando conocidos a su lista de amigos, que podrán acceder a su información personal publicada dentro de la comunidad, y así mismo, enviar mensajes privados o de conocimiento colectivo.

A través de esta comunidad los usuarios de Internet ponen de manifiesto su existencia virtual, como quien dice “aquí estoy y aquí está la parte de mi vida que muestra el ciberespacio”. De este modo, los internautas pueden conseguir en la red a personas que no han visto en cinco años y que viven en otra ciudad, como quien se encuentra caminando con un viejo amigo por la calle. Al poco tiempo, luego de explorar su perfil, pueden llegar a saber qué es lo que ha pasado en ese tiempo y qué intereses tiene ahora este conocido.

El juego de las aplicaciones y la tan nombrada interactividad también entran en esta ágora virtual. Los públicos se van segmentando en medio de la gran plaza en función de los intereses: surgen grupos que defienden causas humanitarias, grupos de estudiantes de una universidad, grupos de personas que les gusta un determinado tipo de música,… unidos a través de un pequeño espacio de facebook. Comentarios, besos, abrazos, fotografías, juegos, regalos, todos en formato virtual, son parte de la oferta de actividades a ser compartidas entre los participantes.

No obstante, aunque estas comunidades virtuales ofrecen una posibilidad de encuentro y permiten la existencia de intercambios y choques culturales, la cercanía que se logra alcanzar está limitada por la red. En el proceso de comunicación humana, en ese poner en común, el contacto personal sigue siendo fundamental. Cosas como escuchar el tono de voz, ver la expresión de un rostro, sentir el aroma de un perfume y dar un abrazo adquieren una dimensión superior en el espacio real. Aún así, en esos momentos en los que se lucha contra la distancia, en esas circunstancias en las que no es posible un intercambio cara a cara, el ciberespacio está ahí con una puerta abierta a los encuentros y desencuentros a través del ágora de Internet.